
¿Qué tipos de energía se emplean en la arquitectura sostenible?
Uno de los aspectos más importantes en la arquitectura sostenible es el uso de energías renovables, para reemplazar o reducir el uso de la energía eléctrica. Hay varios que se usan con más frecuencia para mejorar la eficiencia energética del edificio, cada una con sus propias ventajas y desventajas que se deben tener en cuenta. Si quieres más información, contacta con un estudio de arquitectura sostenible, ellos podrán asesorarte a la perfección.
Una energía sostenible en crecimiento
En la mayoría de países, la energía eólica tiene un gran crecimiento en los últimos años. Incluso España, es uno de los países considerado entre los mayores productores de esta energía en todo el mundo.
En la arquitectura sostenible, la energía eólica se puede utilizar, tanto en edificios como viviendas, para producir energía eléctrica, siempre que las condiciones de la construcción sean favorables.
La instalación de energía eólica está formada por un molino o rotor con varias aspas, las cuales giran en contacto con el viento, activando un generador eléctrico sujetado al mástil.
Se trata de una energía inagotable, no genera emisiones contaminantes, y el Gobierno cuenta con subvenciones y ayudas para su construcción e instalación.
En el uso de esta energía renovable en la arquitectura sostenible requiere de una excelente ubicación, y que el lugar cumpla con varias características específicas. Esto determinará si el uso de la energía eólica es viable o no.
Entre las características que se toman en cuenta se encuentra la intensidad del viendo, la altitud del lugar, y la ubicación el terreno, si está en una zona llana, o en zonas cercas al mar.
La mejor manera de aprovechar la energía eólica es en las construcciones aisladas, cercanas al mar, en zonas de gran altitud, y que no existan obstáculos en las inmediaciones que puedan frenar el viento.
Para las viviendas y edificios, se colocan sistemas que funcionan con instalaciones micro-eólicas, con generadores eólicos de pequeño tamaño que pueden producir una potencia eléctrica menor a los 100 Kw.
Antes de su instalación, es necesario estudiar la velocidad del viento, y se analiza el precio y los beneficios para determinar la viabilidad económica.
La energía más popular
La energía solar es una de las más populares alrededor del mundo, siendo posible elegir entre la térmica y la fotovoltaica.
La primera se usa principalmente en la producción de agua calienta sanitaria, tanto para el uso doméstico como industrial, así como para calentar el agua de las piscinas, en los sistemas de suelo radiante, o para la refrigeración.
Este tipo de energía aprovecha la energía solar a través de un captador. También permite acumular en un depósito la energía creada para su uso posterior, y cuenta con una caldera de apoyo para calentar el agua en los días nublados.
Se trata de una energía renovable, limpia e inagotable, y es que su óptima instalación ofrece un alto rendimiento, el cual es alto gracias a las horas de radiación solar anual que son más elevadas.
Sin embargo, entre sus desventajas se puede mencionar la bajada del rendimiento en algunas ocasiones por causa de la variabilidad en la energía solar.
Además, necesita contar con un mantenimiento continuo para su correcto funcionamiento, como limpiar los paneles cada seis meses, o contratar una revisión profesional de manera periódica.
La durabilidad de esta energía solar no sobrepasa los 20 años, con un buen mantenimiento. El plazo de amortización de la instalación es corto, entre unos 5 a 10 años es suficiente para recuperar lo invertido.
Por su parte, la energía fotovoltaica tiene como aplicación principal la producción de energía eléctrica. Requiere del uso de paneles solares con semiconductores, captadores, reguladores y baterías de almacenamiento de energía, incluso con un inversor.
Hay dos sistemas para elegir, las instalaciones que almacenan la energía en baterías de autoconsumo y los conectados a la red, la cual suministra la energía hacia la red eléctrica. Al igual que la anterior, es una energía renovable, limpia e inagotable.
Su vida útil es muy alta, y el precio de instalación se reduce, gracias a la avanzada tecnología, que permite contar con sistemas más eficientes. Incluso en los días nublados el sistema produce energía, aunque con un menor rendimiento.
Energía por medio de la biomasa
La energía de la biomasa es otra de las usadas en la arquitectura sostenible. Usa como materia prima los pellets, cáscaras de almendras, o restos de poda, por ejemplo.
Son en su mayoría residuos procedentes de actividades forestales y agrícolas, así como de subproductos que se obtienen por la transformación de la madera. Otros tipos de biomasa que se usan es la que proviene de la fabricación de aceites vegetales, como el etanol o el biodiesel, los cuales son biocombustibles.
Este tipo de energía tiene como uso principal la generación de energía térmica para el agua calienta sanitaria, y calefacción en los espacios.
Su uso en las viviendas y edificios de viviendas permite un alto ahorro energético, y una gran eficacia en la instalación de las calderas de biomasa, de esta manera se genera calor para el gua sanitaria y para la calefacción, sin que suponga un enorme gasto para los huéspedes.
Los equipos para su instalación no son caros, los pellets son muy rentables, y no produce emisiones contaminantes en los espacios.
La energía eólica, solar y de biomasa, son las usadas en la arquitectura sostenible, ya que permiten aprovechar energía renovable para producir energía eléctrica, cuidando del medioambiente, y ayudando a los usuarios a reducir el precio en la factura de luz.